En su reciente visita al Brasil, el Papa Benedicto XVI reforzó su mensaje irreal y anacrónico respecto al comportamiento sexual. Pedirles abstinencia a los jóvenes del país más caliente del mundo peca de ingenuo. Además, el Papa se erige como moderno inquisidor oponiéndose al uso de todo tipo de anticonceptivos y condenando el divorcio, el aborto y la homosexualidad. Con lo que sí está de acuerdo es el celibato.
El Papa y Lula, presidente del Brasil
El Papa debe considerar otra actitud si quiere evitar la fuga de católicos a cultos protestantes y su conversión en figura simbólica, sin real influencia entre los miembros de su rebaño.
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